¿Por qué se produce?

¿Y por qué cambia el clima? Está claro que el sol calienta nuestro planeta, pero no todo este calor nos llega a nosotros porque si no nos achicharraríamos. Hay algo que retiene parte de esta energía del sol.

¿Qué es? Pues unas sustancias como el vapor de agua y el dióxido de carbono (los populares gases con efecto invernadero) que absorben parte de esta gran energía solar. Esta retención hace que la temperatura sea más alta.

Podría decirse, para simplificar, que la energía que llega a la Tierra se devuelve lentamente, por lo que se mantiene más tiempo junto a la superficie y así la temperatura es más alta. Si no sucediera esto habría de media -18ºC y de esta forma hay 15ºC.
El efecto invernadero no es malo, es un fenómeno atmosférico natural que permite mantener la temperatura del planeta porque retiene parte de la energía del sol. El problema surge cuando aumenta el dióxido de carbono y otros gases nocivos, lo queprovoca un desajuste de este fenómeno y un aumento de la temperatura global.
A comienzos del siglo XX, la concentración de gases con efecto invernadero, como el anhídrico carbónico, subió porque se quemaban grandes masas vegetales para que hubiera más tierras de cultivo. En los últimos decenios ha subido porque se han usado sin control combustibles fósiles como el petróleo, el carbón y el gas natural.
Si hace más calor los inmensos hielos polares se derriten y los océanos aumentan su volumen de agua. Hay cálculos que aseguran que el incremento será de hasta un metro para el 2050. Semejante subida acabaría con muchas costas e inundaría parte de las tierras fértiles de países que las necesitan para la agricultura, como Egipto.
Las consecuencias de que el clima cambie, aunque sólo sea unos grados, son tremendas e injustas. ¿Por qué? Pues porque habría más sequías en el interior de los continentes, precisamente en las zonas que más las sufren hoy en día, como el norte de África.

Por un desarrollo respetuoso con el medio ambiente

Muy ligado al cambio climático está el concepto de desarrollo sostenible. Este concepto surgió en el año 1987 como “aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer que las generaciones futuras satisfagan sus propias necesidades”.

Entonces si se abusa de los recursos (como el petróleo) y se sobreexplota la tierra para cultivos, nos estamos cargando el medio ambiente y estamos jugando con el futuro.
Fue Naciones Unidas quien primero habló de este problema. Dijeron, para empezar, que los países no desarrollados tenían que hacerse cargo de sus recursos naturales. También que había que controlar estos recursos y potenciar otros que pudieran renovarse, como por ejemplo la energía eólica o la solar. El desarrollo no tiene que estar reñido con el medio ambiente. Solamente hay que utilizar bien los recursos.
Escasez de agua dulce, destrucción de bosques tropicales y contaminación son problemas que habría que mitigar para que el desarrollo sostenible fuera posible. Equidad y justicia son otros dos conceptos básicos. Mientras cada generación se preocupe de la siguiente (unos 50 años), todo estará controlado.

Más cosas

HACE 10 AÑOS. En 1992 se desarrolló la llamada Cumbre de la Tierra, donde por primera vez la comunidad internacional adoptó unos planes de desarrollo responsable. Parecía que los seres humanos estaban dispuestos a cooperar para lograr un mundo mejor.
PROGRESOS. Este año se ha celebrado, en Johanesburgo, la II Cumbre de la Tierra. ¿Se ha conseguido algo en 10 años? Naciones Unidas ha dicho que algún progreso ha habido. Muchos países se han esforzado para aplicar los principios del desarrollo sostenible.
BUENAS INTENCIONES. La Unión Europea quiere que, para el año 2010, el 15% de la energía internacional provenga de fuentes renovables como la energía solar y eólica.
PROBLEMAS CON EL AGUA. Es muy preocupante la situación de este elemento, cada vez más deteriorado.

Inventos ecológicos

Muchas universidades han desarrollado artilugios para analizar y medir el cambio climático. En Valladolid, unos investigadores del departamento de Óptica estuvieron dos meses en la zona más fría del mundo, es decir, en el Ártico, para comprobar cómo interactúa la luz con la atmósfera y cómo influye esto en el cambio climático. Lo que hicieron fue medir la cantidad de aerosol que había en la atmósfera.